Una historia de infancia... Una hermana en el presente

Pensar que venimos a este mundo sin saber muchas cosas o mejor sin saber nada, sólo con las ganas de quedarnos y ser queridos… no sabemos como serán nuestros padres, nuestros abuelos, hermanos y todos los que al momento de abrir los ojos podamos reconocer… algunas historias tienen más personajes que otras, pero cada una tiene sus particularidades, sus bellezas momentos de risa y de llantos. …Y así empezamos a descubrir que hay otros, que me comunico con ellos, que empiezo a guardar una energía que me enseñan a focalizarla en el centro del pecho… “corazón” una palabra que te acompaña desde los inicios de la vida hasta el final de ellos, puede que con el correr del tiempo estemos más o menos de acuerdo con que “Don Corazón” es el rey, por que yo creo que se quiere y se ama con cada célula del cuerpo… pero no me voy a desviar de lo que hoy quiero decir y dedicar, y que de seguro Don Corazón, tiene participación en ello.
Estas palabras tienen una imagen un nombre y un porqué, una imagen la que acompaña este post, dos niñitas (que ya no son tan niñitas… bueno a veces una más que otra… ajajaja … la más chica eso si… jajaj¡¡¡) que por destino (por que a mi me gusta esa palabra) se conocieron desde siempre, quienes aprendieron a ser amigas en la simplicidad, en la inocencia tan propia de la infancia… bueno más que amigas hermanas, de esas que a pesar de estar lejos por circunstancias de vida, está presente siempre en los pensamientos y donde te alegras con sus triunfos y sufres con sus problemas…
Hoy mi “Mana” como a si nos llamábamos, ya que nuestra pronunciación no era muy buena como para decir correctamente Hermanas,… está viviendo una etapa especial, una etapa llena de belleza, algo hermoso está por venir y por empezar a descubrir este mundo… y me hizo recordar nuestros días de infancia y de adolescencia… Días que me enseñaron los cimientos de la palabra amistad.